viernes, 4 de enero de 2008

La Cultura


Venia caminando por el centro como quien no escucha y de pronto una mano amiga me rapiño el vento, y enseguida me di cuenta de que no estaba solo, mire el cielo y en ese momento se me prendió la lamparita, Kammerath, que justo pasaba por detrás de mí me saco la lamparita y corriendo me grito, tranquilo Molina, no te preocupes, es para la avenida olmos... Yo sin entender nada, solo sé que me quede ahí sin mi foquito de pensamiento, pero la vida da segundas oportunidades, entonces volví a pensar, pero esta vez a la luz de la vela, y corrió dentro de mí, esa canción de león Gieco, “la cultura es la sonrisa que vive en todas partes”, y les juro que se me cayo un lagrimon, pues si la cultura es la sonrisa, y vive en todas partes, que es lo que vive y llora por estos lados, así que me dispuse a averiguar que es la Cultura, y me dirigí directamente hacia el ministerio de cultura de Córdoba, pero cuando llegue, en la pared de la izquierda de la puerta había un cartel que me hizo dudar, decía: A.C.C. (Agencia Córdoba Cultura), pues pensé que seria una agencia de esas que te venden todo tipo de excursiones, pero saque el mata burro y sobre agencia decía: Empresa comercial destinada a la gestión de asuntos ajenos. Ahí la cosa me iba quedando mas clara la cultura es un asunto ajeno para estos lares, y el que la quiere debe comerciar con la agencia, no obstante decidí ingresar para consultar sobre el tema en cuestión, subí las escaleras y traspase la puerta y pude divisar hacia un costado un mostrador y un señor que fumaba, me acerque, él me miro y me dijo con voz de mando: ¡Que desea! , ehh! Vengo a ver como es el tema de la cultura?, Como la desea?, pregunto el hombre, y yo medio atónito le conteste ¿qué?, ¡Siii!, Cómo la puede pagar?, heeeeeeee, le dije, no puedo pagarla. - Ahh, entonces vaya al mostrador que esta en el cuarto piso, saque un numerito y espero sentado! – me contestoEnfile para el ascensor, y me grito, no anda, suba por las escaleras, dude un segundo, pero le hice caso, subí los cuatro pisos y al llegar no había nadie, saque el numerito y me quede sentado. En eso llego un señor que salía del ascensor me dijo, Molina, como andas tanto tiempo!!!, yo lo mire de reojo, y él siguió diciendo, Que te trae por acá? La cultura, le conteste. - La cultura? Ahhh, pero eso lo compras en la planta baja – me dijo. Si me la intentaron vender pero no la puedo comprar. Ah noo, Molina como no, un tipo como vos, no puede andar sin cultura, tenes que comprarla. Pero la cultura no se vende, le replique, Estamos en Argentina, todo se puede, todo se vende, aprende Molina, aprende!!!, Salí corriendo, baje los cuatro pisos por la escalera, y huí despavorido hacia la calle, mientras salía vi a un hombre de vestimenta bastante fina, comprando algo en el mostrador de entrada. Cuando llegue a la calle, dije, esto no puede ser verdad, la cultura no se vende, grite fuerte, y una chica que pasaba por ahí me dijo, Maestro, disco es cultura, no querei comprar unos cd truchos, La mire, y dije para mis adentros esto es una pesadilla, corrí hasta el primer taxi que vi, me tire de cabecita para adentro del mismo y le pedí que acelerara rápido. El tachero me pregunto: “hacia donde nos dirigimos”. Hacia la casa de la cultura, conteste. Intuía que ahí, la cultura debía vivir. El taxista, me comento que era recibido de Técnico Superior de Turismo pero como no encontraba trabajo, le caía regio el trabajito de taxista. Ya que debes en cuando paseaba a algún turista por la ciudad. Le pregunte si sabia lo que era la cultura, Pues claro que lo sé, dijo orgulloso, es el resultado de cultivar los conocimientos, y aplicarlos en conjuntos para el bien de la sociedad. Me quede pensando en eso de cultivar. Llegamos a destino, dijo, le pague y me baje sonriendo pues ya tenia algo de cultura. Al divisar la casa de la cultura, la vi envuelta con papel higiénico, y pensé, cuando uno cultiva, después cosecha, obviamente ingiere lo que se cosecha y como todo, de alguna manera sale de nuestro cuerpo, así que ahora entendía como ese noble elemento rodeaba a la casa de la cultura. Salí caminado para el lado de la peatonal, y llegue hasta la plaza san Marín, me senté, estire las piernas, en eso, llego un pelado que armo su instrumento y empezó a tocar canciones de todas partes del mundo. Como demostrando a esta ciudad, que la cultura esta mas cerca de lo que creemos, y que no la esparce ningún tipo de reality show, ni la prensa amarillista, y mucho menos esos programas de chimentos. En eso se me acerco un chico de la calle y me pedio una moneda, como no tenia cambio lo invite a que fuéramos juntos a comprar algo de comer y los dos nos quedamos sentados en el banco de la plaza, escuchando a ese pelado que cantaba una canción de León Gieco que dice: Ay, ay ay, que se va la vida mas la cultura se queda aquí.- Teto Molina

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