martes, 12 de febrero de 2008

Cronica de una noche Nostálgica


Cosas así no salen en las páginas de espectáculos del diario
Solo por invitación. (Porque era el cumple de Fer Ormeño)
O porque alguien te dijo, el famoso boca a boca.
O la misma casualidad, que más tarde que temprano, creerás con la firme convicción de un niño al pedir helado de dulce de leche y chocolate y sabe bien que es cada cosa, creerás en la causalidad. Esa sucesión de hechos inexplicables pero con el solo fin de demostrarte que estás vivo y las cosas no siempre son como una las cree, sino que tienen su propia verdad oculta.
Los afiches callejeros avivaban a las masas al consumo rockero extranjero de la docta, esta ciudad mediterránea que tiene varias mas en su propias entrañas que son extrañas para sus propios habitantes. Ahora una comuna tranquila lleva por mote SAN ROCKE, como si Roque hubiese sido el Jimmy Hendrix de traslasierras. Que en vez de marihuana le hubiese hecho echar humo a la peperina.
Y todo ocurrió el mismo fin de semana.
Cansado de la rutina colgué los botines al lado del Mouse y zarpe hace la capital en busca de algo que sacuda mi cabeza. Con rumbo tibio pero sincero subí al taxi. Cutuu bar le dije, Pobre tipo no tenia la más puta idea…Al registro civil le indique con mala gana, y el sin mediar mas palabras subió el volumen de la radio y acelero. La cadena venia al 100% con el festival en la tierra del fernet y el vino en tetra. Siempre tan duales, que si nos reventamos en una, pasamos a la otra y viva la pepa Brizuela culiaooo..
Bueno la cuestión es que el tachero me dejo ahí, al frente del registro civil y yo no tenia la mas puta idea de donde quedaba el bar. Solo seguí caminando en la noche oscura con cierto instinto feroz con el cual nos ha dotado la sabia naturaleza. Los sonidos lejanos, enfurecidos, nacidos desde la misma entraña del poder del fuego, golpeaban incesantemente en mis sentidos dándome la ubicación precisa.
Ahí en donde Díos y Diablo presentes, tomaban alcohol puro del pico de una botella y piropeaban a doncellas melancólicas abandonadas en pie de una barra a medio oscurecer. La mente demente de una batería sedienta de golpes, los acordes furiosamente nostálgicos de un SG. Los graves sonidos desgarrando el aire en plena pelea de unos pulmones llenos de notas melosas deslizándose por el aparato bucal. Todo tan armónico, tan secreto, íntimo y abierto a quien quiera escuchar en vez de oír. Invitación directa para sumergirme en la oscuridad del recinto.
Ahí, sin más preámbulos, pude experimentar lo mismo que mis oídos llegaron a sentir el día que decidieron llenarse de “ruidos” en la mismísima garganta del Diablo. Ruidos que al principio son incomprensibles pero con el transcurrir de los minutos el ruido se hace comprensible y armonioso. Lo mismo fue cuando sentí, que Fernando desparramaba sonidos desde su armónica, el diablo le entrego la garganta y el fuego, dios le entrego la pasión y la nostalgia de un mundo mejor.
Lo noche inmensa se acomodaba en una silla, prendió un pucho y cruzo las piernas, dejando el tiempo en el manso reposo de una estrella.
La batalla había comenzado, la guerra de acordes y golpes llenaba cada espacio de aquel rancio lugar. Los caballeros envueltos en armaduras de nostalgias blandían sus sables en bemoles y pentantonicas mayores y menores. Sir Dimartino, Lord Castillo, el zapador de la Ruta 66 Villar, el campante y siempre caliente trovador Papi Chimi junto a la banda. Estremecían con cada golpe certero a los presentes.
El banquete estaba servido y presto para quien quisiera. Niños en piel de grandes, jugando siempre.De pronto todo se esfumó, el tiempo se consumió como una vieja colilla de cigarrillo.
La sensación de unión y hermandad flota en el aire de una ciudad que no huele por el momento, pero el aroma será cada vez mas intenso y algún día hará que el gigante despierte de su letargo.
Al retirarme no vi a la noche, pero si escuche a Dios y el Diablo filosofando bajos los efectos del blues.
El diablo le decía convencido a Dios: Mi Agua esta fría, mi pucho ya hecho cenizas. Al fin de cuenta… Todos los cuerpos tienen fecha de vencimiento.
PD: Gracias Fer y amigos, por devolverme un verdadero Córdoba Blues