Hola amigos, hoy escribo por que la rabia se apodera de mi, desde dentro me carcome esta bestia, esta sed de defraudación que solo atina arrancarme lagrimas e insultos que ni yo me animo a reproducir.
Esta noche me pregunto sinceramente en el reflejo de la pantalla, si podré separar el discurso político del sentimental… El que debo decir, de lo que me sale…
Buscando palabras al sentimiento que hoy me aborda, sin saber por donde empezar, ni saber que buscaba para ilustrar la desazón que porta mi ser. En el blog de unos amigos, vi como Antonio Manzana dejo su retrato. La imagen de un Cacique, donde el paso de los años dibujaba en cada surco de su cara, la sabiduría del ser que ha peleado, que ha perdido, que ha ganado, que ha sufrido, que nunca bajo los brazos,
Ese rostro, añejo, es el mismo que hoy he visto en la cara de mis compañeros de ruta. Esos que hace varios años, nos encontró una luna de verano, inmersos en una lucha de ideales, una lucha social. Yo era joven, sigo siendo y de igual manera pasional. Quizás sea el dolor que me provoca saber que el mundo fue y será siempre injusto, aunque las utopías generacionales nos marquen otra pasión, el as de basto seguirá golpeando ante la callada mirada de las generaciones que lo sufren.Pero quizás el dolor mas hondo, el más cruel, el que te parte como un rayo en la inmensa oscuridad sea el sabor amargo de la traición. Y no hablo del amor.-Hablo de la traición que produce el ser humano, de la cobardía, la mentira. La falsedad mas cruenta, del compañero que en plena batalla, te clava la espada por detrás, solo para que no veas que él fue el que te quito el último aliento, pero uno en su tozudez atina a dar vuelta la cara y logra ver el perfil del ser que te arranca de la tierra. Él entre la duda de saber si le viste, solo atina a rezar, a bajar santos como si eso purificara su oscura creencia. Y ahí te quedas dando las ultimas mordidas al viento que no te llena y te caen imágenes de tus pares que no están en la batalla, sus palabras caen mas duro todavía. El para que vas a ir a pelear si en cada contienda solo habrá muerte y traición. Si es verdad eso, a que he venido….Así me sentía hasta hace unos minutos. Porque la batalla mas cruenta es la que uno tiene con uno mismo, lo que se calla a si mismo el alma empantanada, amputada de fuerza.Akiles profeso: La foto del gran Cacique Toro Sentado, quién fue un tipo que creyó en sus cosas y luchó por sus ideales. Fue el disparador, las palabras precisas. Mezcladas con los surcos del rostro que ahora se funden en las caras de mis compañeros que me rescatan de la rabia y la demencia.
Ahora será tiempo de cerrar las heridas pero las cicatrices se llevan hacia fuera, se muestran, porque el tiempo y la memoria son dos fieles amantes que jamás se olvidan.Esto recién empieza…
Esta noche me pregunto sinceramente en el reflejo de la pantalla, si podré separar el discurso político del sentimental… El que debo decir, de lo que me sale…
Buscando palabras al sentimiento que hoy me aborda, sin saber por donde empezar, ni saber que buscaba para ilustrar la desazón que porta mi ser. En el blog de unos amigos, vi como Antonio Manzana dejo su retrato. La imagen de un Cacique, donde el paso de los años dibujaba en cada surco de su cara, la sabiduría del ser que ha peleado, que ha perdido, que ha ganado, que ha sufrido, que nunca bajo los brazos,
Ese rostro, añejo, es el mismo que hoy he visto en la cara de mis compañeros de ruta. Esos que hace varios años, nos encontró una luna de verano, inmersos en una lucha de ideales, una lucha social. Yo era joven, sigo siendo y de igual manera pasional. Quizás sea el dolor que me provoca saber que el mundo fue y será siempre injusto, aunque las utopías generacionales nos marquen otra pasión, el as de basto seguirá golpeando ante la callada mirada de las generaciones que lo sufren.Pero quizás el dolor mas hondo, el más cruel, el que te parte como un rayo en la inmensa oscuridad sea el sabor amargo de la traición. Y no hablo del amor.-Hablo de la traición que produce el ser humano, de la cobardía, la mentira. La falsedad mas cruenta, del compañero que en plena batalla, te clava la espada por detrás, solo para que no veas que él fue el que te quito el último aliento, pero uno en su tozudez atina a dar vuelta la cara y logra ver el perfil del ser que te arranca de la tierra. Él entre la duda de saber si le viste, solo atina a rezar, a bajar santos como si eso purificara su oscura creencia. Y ahí te quedas dando las ultimas mordidas al viento que no te llena y te caen imágenes de tus pares que no están en la batalla, sus palabras caen mas duro todavía. El para que vas a ir a pelear si en cada contienda solo habrá muerte y traición. Si es verdad eso, a que he venido….Así me sentía hasta hace unos minutos. Porque la batalla mas cruenta es la que uno tiene con uno mismo, lo que se calla a si mismo el alma empantanada, amputada de fuerza.Akiles profeso: La foto del gran Cacique Toro Sentado, quién fue un tipo que creyó en sus cosas y luchó por sus ideales. Fue el disparador, las palabras precisas. Mezcladas con los surcos del rostro que ahora se funden en las caras de mis compañeros que me rescatan de la rabia y la demencia.
Ahora será tiempo de cerrar las heridas pero las cicatrices se llevan hacia fuera, se muestran, porque el tiempo y la memoria son dos fieles amantes que jamás se olvidan.Esto recién empieza…
Gracias por la foto Antonio, por las palabras Akiles, por la compania a Leon, por enseñarme que si me estrello contra un paredon, puedo dividirme en dos... A mis viejos por el amor, a los compañeros por la sabiduria...
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